Con la mirada fija en el precio

¿De verdad fuiste al oculista sin probarte al menos unas gafas? Poco probable. Es casi un ritual ir a una óptica y probarse tantas gafas como sea posible, y puntos extra si te pruebas las más ridículas. Esta mujer ha entendido el principio: ha encontrado los modelos más ridículos de la tienda y posa para una foto.

A primera vista, una foto dulce e inocente. Pero fíjate en el fondo: parece que alguien más está tramando algo por su cuenta, ¡y no tiene nada que ver con las gafas! El tipo fue pillado robando, y su mirada es de puro pánico: no hay escapatoria ante la cámara.

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