“Cariño, ¿cuándo se arrugó tanto tu piel…?”
Los juegos de boda a veces pueden volverse un poco locos, como aquí: con los ojos vendados, el novio busca entre los invitados las piernas de su esposa. Pero, en cambio, parece que está tocando las piernas de una señora mayor, y su expresión confiada dice: “¡Por fin, te encontré!”.
Los espectadores se ríen por dentro porque saben: la revelación cuando abra los ojos le traerá una sorpresa enorme. Una diversión que demuestra: en el caos de una boda, cualquiera puede equivocarse, pero las risas están garantizadas.
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