Los cortes de pelo son para humanos, no para caballos

Parece que alguien se confió demasiado con un par de tijeras y le dejó a la pobre Ellen, la yegua, un nuevo look poco favorecedor. A juzgar por la nota muy apasionada en el tablero, Ellen no apreció la sesión de estilismo improvisada. Si bien la intención pudo haber sido ayudar, el resultado claramente provocó algo de drama en el establo.

A partir de ahora, solo el personal designado se encargará del mantenimiento de la melena, asegurando que ningún caballo sufra un cambio de imagen sorpresa. El aseo de los animales es un arte delicado, no una oportunidad para la creatividad libre. Digamos que la expresión de Ellen lo dice todo: no más estilistas aficionados en el establo, por favor.

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