El Sueño No Llega
Aunque la cama lo recibió como a un viejo amigo, Jamie no lograba conciliar el sueño. Su cuerpo estaba cansado, pero su mente no paraba. Cada vez que cerraba los ojos, imágenes de zonas de combate y momentos tensos en servicio llenaban la oscuridad tras sus párpados.
Esos recuerdos chocaban con la calidez de estar en casa, creando un tira y afloja emocional. Los sonidos de los disparos fueron reemplazados por la risa de su hija, pero la transición no fue instantánea. Jamie lidiaba con la culpa, la gratitud y la desorientación de encontrarse entre dos mundos drásticamente diferentes.
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