Cuando los negocios se encuentran con el ballet
En lo que parece ser una oficina normal, llena de cubículos y pantallas de ordenador, un empleado ha elegido una postura que es todo menos ordinaria. Con una pierna firmemente plantada en el suelo y la otra apoyada en alto sobre su escritorio, se equilibra en medio de una llamada como un ninja de oficina moderno. Su postura sugiere una profunda concentración, pero la pose grita danza interpretativa, como si una hoja de cálculo acabara de inspirar una actuación espontánea.
Hay algo hilarantemente sincero en lo ajeno que parece a su inusual postura. Es un recordatorio de que cuando estás completamente absorto en el trabajo, el concepto de postura puede salir volando por la ventana. Tal vez sea la intensidad de la conversación, o quizás simplemente encuentre esta posición la más productiva. De cualquier manera, es una instantánea perfectamente extraña de cómo incluso la vida cotidiana en la oficina puede desviarse inesperadamente hacia lo absurdo.