Inclinándose hacia el aprendizaje
En lo que solo puede describirse como una postura de enseñanza innovadora, este instructor ha elegido un método bastante poco ortodoxo para interactuar con sus estudiantes. En lugar de sentarse o pararse como un educador típico, se ha encajado de lado entre dos escritorios, totalmente comprometido a hacer contacto visual con el grupo. Sus pies están firmemente plantados para mantener el equilibrio, dando la impresión de que está en medio de una estocada, aunque el suelo del aula difícilmente sea una colchoneta de gimnasio.
Este movimiento audaz sugiere una intensa pasión por la educación o una completa indiferencia por la seguridad ergonómica. Independientemente de ello, está claro que está funcionando: los estudiantes parecen cautivados, ya sea por la lección o por el mero espectáculo que desafía la física que tienen ante ellos. Es un recordatorio divertido de que, a veces, establecer una conexión significa literalmente encontrarse con tu público a mitad de camino, con escritorios horizontales y todo.