Cuando el juego de lucha contraataca
Este par de fotos, con un timing hilarante, captura el momento exacto en que un levantamiento juguetón se convirtió en un mordisco accidental. El hombre sin camisa, en medio de risas y flexionando, claramente estaba intentando demostrar su fuerza amigable levantando a un niño pequeño, quizás un hermano menor o un primo. Lo que no esperaba era que el mecanismo de defensa del niño fuera agarrarse a su brazo como una piraña decidida. La expresión en la cara del hombre lo dice todo: una mezcla de sorpresa, incredulidad y ese tipo especial de arrepentimiento que solo sientes cuando tu bíceps se convierte en un aperitivo.
La siguiente toma sella la brillantez cómica de este momento. El niño ha vuelto al suelo, aparentemente victorioso, mientras que el hombre luce una sonrisa que delata tanto diversión como derrota. Estas fotos, tomadas en el momento perfecto, demuestran que no importa lo fuerte o genial que creas que te ves, los niños tienen una forma de humillarte de las maneras más inesperadas (y dolorosas).