La oficina es una perrotocracia

En una firma de diseño de San Francisco, los empleados votan cada trimestre sobre qué perro de la oficina se convertirá en el “Jefe de Ladrido Principal” (CBO). La foto del perro se enmarca y se coloca en la pared de la sala de juntas ejecutiva, y su humano tiene preferencia para los bocadillos del mes.

La regla comenzó como una broma, pero rápidamente se convirtió en una institución querida. Los perros de la oficina son vestidos con corbatas, usan pequeños sombreros e incluso se imprimen carteles de campaña. No solo es adorable, también fomenta la camaradería y mantiene bajos los niveles de estrés. ¿Quién necesita una evaluación de desempeño cuando tu jefe corgi solo quiere mimos?

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