Salas de Llantos para Liberación Emocional

En Buenos Aires, un centro de llamadas de atención al cliente instaló “salas de llantos” oficiales. Estos pequeños espacios privados están insonorizados, equipados con pañuelos y con una iluminación suave para crear un ambiente reconfortante. Los empleados pueden entrar durante turnos estresantes para desahogarse, sin ser juzgados.

La lógica de la empresa es clara: reprimir las emociones conduce al agotamiento. Al normalizar la liberación de sentimientos, han observado una reducción en los días de enfermedad y la rotación de personal. Aunque pueda sonar como una parodia de la cultura laboral moderna, los resultados han sido innegablemente positivos y sorprendentemente humanos.

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