Elara se enfrentó a unos desafíos de la hostia criando a los trillizos ella sola. La gente la miraba con el rabillo del ojo y cuchicheaba a sus espaldas, pero ella siempre mantuvo la frente en alto. El qué dirán de la sociedad le pesaba un montón, pero ella no se rendía. Los problemas de pasta la perseguían como una sombra constante.


Amigos que antes la apoyaban a muerte empezaron a distanciarse. Pero Elara se negaba a que estos obstáculos la hundieran. Se volcó por completo en sus hijos, haciendo lo que fuera necesario para que no les faltara de nada.

Advertisements
Advertisements