Las grietas empiezan a aparecer
La expresión de Steve cambió al instante, su rostro palideció. Bajó la mirada hacia su bebida, evitando los ojos de Melissa mientras agitaba lentamente el vaso, intentando ganar tiempo. La tensión en el aire se hizo más densa con cada segundo que pasaba mientras buscaba una manera de responder sin revelar demasiado.
Cuando finalmente habló, su voz era inestable. “Melissa… no es tan simple como comprarlo en una tienda”, admitió, titubeando. Era evidente que estaba lidiando con la decisión: si decir la verdad o aferrarse a la mentira con la que había vivido durante tanto tiempo.
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