Enfrentando el Pasado
La sala de interrogatorios estaba en silencio, excepto por el tictac de un reloj de pared y el ocasional garabateo de un bolígrafo. Steve estaba encorvado sobre la fría mesa de metal, con las manos inquietas. Frente a él, los oficiales Davis y Johnson esperaban pacientemente, con la mirada fija en él.
“Pensé que el anillo sería mi boleto a algo mejor”, comenzó Steve, con voz tensa y distante. Relató todo: el momento en que decidió robarlo, cómo lo logró y la culpa que le siguió. Las palabras salieron lentamente al principio, luego se derramaron como una confesión largamente contenida.
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