Adiós en Azul


Fuera del bar, luces azules y rojas parpadeantes pintaban el pavimento en pulsos rítmicos. Steve, ahora esposado, fue llevado al coche patrulla que esperaba por los oficiales. Su cabeza colgaba baja, ya no desafiante ni suplicante, sino aceptando en silencio la realidad que se le venía encima.

Melissa se quedó en el umbral de la puerta, observando cómo la puerta se cerraba de golpe tras él. Era una escena desgarradora, una que nunca pensó que presenciaría. Ver a alguien a quien una vez llamó “suyo” siendo llevado en la parte trasera de un coche de policía trajo una finalidad inesperada a un capítulo que nunca planeó volver a visitar.

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