Jill Scott, una cantante y actriz ganadora de un Grammy, siempre ha sido celebrada por su increíble talento y confianza. Sin embargo, después de dar a luz, se encontró pesando 113 kilos (250 libras) y se dio cuenta de que necesitaba hacer un cambio. En lugar de recurrir a soluciones rápidas, Scott adoptó un enfoque lento y constante, centrándose en la salud y el bienestar a largo plazo.

Durante dos años, Scott perdió la impresionante cantidad de 28 kilos (63 libras) mediante una combinación de alimentación saludable y ejercicio constante. Su rutina de ejercicios incluía boxeo, kickboxing y ciclismo al aire libre, una actividad que disfrutaba especialmente porque le permitía pasar tiempo con su hijo. Aceptó sus curvas mientras mantenía una versión más saludable de sí misma, demostrando que la pérdida de peso no se trata de ajustarse a estándares de belleza poco realistas, sino de sentirse fuerte y segura en la propia piel.

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