Cigarrillos

Durante la Segunda Guerra Mundial, y especialmente en los campos de prisioneros de guerra, los cigarrillos se convirtieron en una poderosa moneda clandestina. Su valor provenía de la uniformidad, la alta demanda y la oferta limitada. Los prisioneros de guerra los intercambiaban por comida, ropa o favores, y se formaron microeconomías enteras detrás de las alambradas.

Incluso los no fumadores aceptaban cigarrillos como pago, puramente por su poder de trueque. En algunos campos, incluso se produjo la “inflación de cigarrillos” cuando llegaban demasiados paquetes de la Cruz Roja. Es un recordatorio lleno de humo de que el dinero se trata menos de lo que es y más de lo que la gente acuerda que vale.

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