El extraño comportamiento de Emily


Mientras Mark lidiaba con sus dudas, notó un cambio en la actitud de Emily. Se volvió más callada, menos involucrada, y sus respuestas parecían evasivas y fragmentadas. Cada día traía una nueva rareza: empezó a cerrar los cajones con llave, a esconder su teléfono y a revisar las puertas más de una vez. Sus pasos por la casa se volvieron cautelosos, como si la estuvieran observando. Estos cambios sutiles, aunque pequeños individualmente, construyeron un muro creciente entre ellos.

Lo que antes se sentía como un hogar cálido y familiar, ahora se asemejaba a un espacio lleno de fría sospecha. Mark documentaba cada nuevo comportamiento mentalmente, construyendo una versión de Emily que nunca antes había visto. Sus movimientos, antes casuales, ahora transmitían tensión. Sus interacciones eran reservadas. Estos no eran los hábitos de una mujer sin nada que ocultar. La inquietud en el pecho de Mark solo se hacía más fuerte con cada día que pasaba.

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