Ningún gato le tiene cariño al dichoso “cono de la vergüenza”, ese embudo de plástico que suele ser el compañero inseparable después de una operación chunga. Pero este michi ha decidido tirar de altruismo: comparte su cono con su humano, como diciéndole “tú también, ¡a tragar sapos conmigo!”.

¿Sería para meter a su amo en su propio berenjenal, o una forma de humor negro que te partes? A saber. Este gesto entre lo cómico y lo enternecedor ilustra la forma tan suya que tienen nuestros peludos de conectar con nosotros, incluso cuando están hechos polvo.

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