Viendo que la señora Thompson todavía parecía un poco preocupada, Marcus intervino: “Por el tamaño que tiene, es probable que Lola tenga una camada considerable de cachorros. Pero no se preocupe, entre usted, mi asistente y yo, nos aseguraremos de que Lola pase por esto sin problemas”. Con esa sencilla conversación, Marcus pretendía aliviar la inquietud de la señora Thompson. Sus palabras eran una promesa, una colaboración para guiar a Lola a través de lo que estaba por venir.


Mientras se preparaban para el desconocido viaje del parto de los cachorros, una sensación de tranquilidad impregnaba la clínica veterinaria, fomentando un sentido de unidad y responsabilidad compartida.

Advertisements
Advertisements