El hombre de la carne de gato
En el Londres del siglo XIX, los hombres de la carne de gato vendían sobras y despojos baratos, destinados principalmente a alimentar a los gatos domésticos. Llevando cubos por las calles, gritaban para anunciar su mercancía maloliente, a menudo luchando contra la inmundicia y el hedor urbanos ellos mismos.
Aunque repugnante para muchos, este comercio sirvió a un nicho de mercado antes de que existieran los alimentos para mascotas producidos en masa. Eventualmente, el aumento de la regulación de la alimentación animal y la mejora de los estándares de higiene hicieron que el trabajo quedara obsoleto, pero la sombría imagen de los hombres de la carne de gato sigue siendo un sorprendente ejemplo de las economías de supervivencia urbana del pasado.