Pasos

Pero entonces, su corazón dio un vuelco: pasos. No solo un par, sino dos. Y se acercaban.

Su sonrisa pícara se desvaneció al darse cuenta de que esto no iba según lo planeado. Conteniendo la respiración, se quedó perfectamente quieta debajo de la cama, rezando para que nadie la notara. Entonces, escuchó la voz de su prometido… pero no estaba solo.

Advertisements
Advertisements