Miedo y Confusión

Otra voz intervino, suave, familiar y definitivamente no masculina. La mente de Rebecca comenzó a acelerarse. ¿Quién era esa? ¿Por qué estaba en su dormitorio? ¿Qué diablos estaba pasando?

Sus músculos se tensaron y el pánico se apoderó de ella. Esta broma había dado un giro brusco de “sorpresa divertida” a “espectáculo de terror accidental”, y ella estaba atrapada debajo de la cama como una espía aterrorizada en la película equivocada.

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