“¡Pagué por vistas al mar!”


Una habitación con vistas al mar suena a lujo, hasta que corres la cortina y te encuentras un bote salvavidas naranja chillón justo delante de tu ventana. Quien no consulta el plano del barco con antelación, se arriesga a tener una vista bastante limitada a pesar de haber pagado un suplemento.

Desde luego, es fastidioso, pero si de todas formas no piensas pasar mucho tiempo en el camarote, tampoco es para tanto. Que esto no te amargue las vacaciones.

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