Este retrato surrealista congela el instante preciso en que un nadador rompe la superficie… aunque todavía *no* ha salido del todo. El agua se adhiere a su rostro como látex líquido, transformándolo en algo sacado directamente de un thriller de ciencia ficción. ¿Es este un atleta a mitad de brazada… o un extraterrestre despertando de su letargo gelatinoso? La viscosa distorsión del agua crea un efecto inquietante y de otro mundo que es a partes iguales fascinante e inquietante.
El tiempo lo es todo: un segundo después, el hechizo se rompería. La tensión superficial del agua se haría añicos, la ilusión alienígena se desvanecería y nos quedaríamos con un nadador más boqueando por aire. ¿Pero durante este fugaz momento? Pura magia inquietante.
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