Una broma escalofriante
“Yo… Eh”, tartamudeó Carter, luchando por encontrar una respuesta. Antes de que pudiera decir nada más, Tara soltó una carcajada, un sonido ligero y travieso. “Estoy bromeando”, dijo entre risitas. “Pero no responderé a tu pregunta. Es un secreto”. Su tono juguetón no sirvió de mucho para tranquilizar a Carter, quien no pudo evitar sentirse incómodo.
Aunque Carter trató de restarle importancia con una risa, una extraña sensación se instaló en su estómago. La actitud despreocupada de la chica de repente pareció fuera de lugar, y ya no parecía tan inocente como antes. De hecho, estaba empezando a desprender un aura inquietante. Tratando de sacudirse la sensación, volvió a prestar atención a la carretera, echando un vistazo a la pantalla de navegación para comprobar la hora.