Se comía tiza y se usaba como polvo facial para parecer pálido
Las mujeres victorianas estaban tan obsesionadas con parecer pálidas que realmente comían tiza. Aclaraba los labios y proporcionaba una tez fantasmal, lo que en aquella época se consideraba hermoso. Además, se utilizaba polvo de tiza como polvo facial para intensificar el efecto.
Sin embargo, lo que no sabían era que esta moda era tóxica y podía ser adictiva. La búsqueda de la belleza tenía un alto precio, con efectos secundarios que eran todo menos glamurosos. Afortunadamente, esta tendencia acabó desapareciendo.
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