Las heridas eran cauterizadas con varillas de metal calentadas

Antes de la medicina moderna, una hemorragia importante era a menudo sinónimo de muerte inminente. Para detener el sangrado, los médicos calentaban barras de metal al rojo vivo y las aplicaban directamente sobre la herida.

El dolor era inimaginable, y muchos pacientes morían a pesar de todo, por shock o infección. Una prueba brutal del camino recorrido por la medicina.

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