Travis se une
Al ver el intento fallido de su amigo por provocar una reacción, Travis no pudo resistirse a intervenir. Exageró el sonido de los motores rugiendo, tratando de burlarse del enorme vehículo del camionero con una exhibición infantil y exagerada. “¡Seguro que esta bestia tuya bebe más que tú!” gritó, esperando que su intento de humor avivara las llamas. Pero el esfuerzo se sintió vacío, como si lo estuviera forzando. Su voz se quebró al intentar sonar intimidante, y solo hizo que toda la escena se sintiera más incómoda.
Sin embargo, el camionero ni siquiera se inmutó. Su calma permaneció intacta, como si la tormenta que lo rodeaba no pudiera tocar su esencia. Quedaba claro que su paciencia —y quizás su comprensión tácita de la situación— los estaba desequilibrando a ambos. No podían descifrar cómo romperlo, y cuanto más lo intentaban, más parecía que la imperturbable compostura del camionero los dejaba en terreno inestable.