Conectando Pistas


Poco a poco, un patrón empezó a emerger. Una foto etiquetada por aquí, un destacado de historia por allá — todo aparentemente inofensivo, pero juntos contaban una historia. Un reciente check-in lo ubicó en Miami, y una selfie sospechosa con una mujer que no reconocíamos hizo que el rompecabezas fuera demasiado real.

“Ahí”, dije, señalando la pantalla. “Ese es él. Ahí está”. La comprensión me golpeó más fuerte de lo que esperaba. Ya no era solo una traición en teoría — era física, tangible. No solo estaba engañando emocionalmente; estaba viviendo una doble vida a la vista. Y ahora, tenía pruebas.

Advertisements
Advertisements