Quemando las hemorroides
En la antigüedad y hasta bien entrada la Edad Media, una cura común para las hemorroides consistía en cauterizar la zona afectada, literalmente quemándolas con hierros al rojo vivo o aceite hirviendo. El procedimiento se realizaba sin anestesia, con pacientes gritando mientras eran sujetados por asistentes o atados a toscas mesas quirúrgicas.
El riesgo de infección era extremo y muchos pacientes morían de sepsis o pérdida de sangre. Irónicamente, el intenso traumatismo probablemente empeoraba las hemorroides en lugar de curarlas. Aunque los textos médicos de la época elogiaban el tratamiento como “rápido y definitivo”, es difícil imaginar algo más tortuoso. Hoy en día, tenemos opciones mucho más humanas y muchas menos pesadillas.
Advertisements
Advertisements