Protegiendo la verdad

La voz de Elara tembló al hablar, el peso de su confesión flotaba en el aire. “Estabas tan firme en tus creencias”, dijo suavemente. “Tenía miedo de que nos dejaras”. Las palabras golpearon a Julián como un golpe seco, y una profunda sensación de culpa lo invadió. Había sido tan rígido en sus puntos de vista, tan inflexible que no había visto el miedo y el dolor detrás de sus acciones. “Creí que había hecho lo correcto”, murmuró, apenas capaz de mirarla.

Sus ojos se suavizaron, la tensión en su rostro se relajó. “Hice lo que pensé que era mejor para todos”, respondió ella, con voz firme pero llena de los años de angustia que había llevado sola. La habitación se sentía densa con el peso de los arrepentimientos compartidos, el silencio entre ellos hablando más fuerte de lo que las palabras jamás podrían.

Advertisements
Advertisements