El dolor creciente

Se dio cuenta de que el malestar no era meramente temporal. Con cada momento que pasaba, su dolor se intensificaba, haciendo que incluso las actividades más simples parecieran insuperables. Los intentos de descansar y recuperarse resultaron inútiles, llevándola a un punto en el que no tuvo más remedio que confiar a Pradeep la magnitud de su agonía. El miedo a descubrir la causa de su dolor era abrumador, especialmente ante la idea de tener que ir al hospital mientras sus recién nacidos la necesitaban en casa.


Sin embargo, Lilly llegó a un punto en el que el dolor era demasiado intenso para ignorarlo, obligándola a revelarle sus dificultades a Pradeep, incierta de cómo reaccionaría.

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