El explorador empieza a ladrar
Cuando los dos estaban a punto de entrar al sótano, de repente el explorador empezó a ladrar. Normalmente era un perro muy tranquilo, pero en ese momento tenía el pelo del lomo erizado y las orejas hacia atrás. James intentó calmarlo acercándose, pero fue en vano. El explorador no paraba de ladrar, y no hacia el sótano, sino hacia un rincón aparentemente aleatorio del salón.
tr
Al final, James consiguió que se relajara un poco y se preparó para explorar el sótano con Mandy y una linterna.
Advertisements
Advertisements